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Opinión
18/06/2006
Trebiñok erabaki dezala
La reivindicación puntual suele tender a ser espectacular. Acciones reivindicativas, manifas, cortes de vías de comunicación, lluvia de panfletos...
Deia
Gran estallido. Noticias en el periódico. Al día siguiente, una nueva noticia o un nuevo conflicto tapa al anterior.
Las reivindicaciones permanentes mojan y calan como el sirimiri. Mojan y mojan y mojan hasta calar en la sociedad. Puede que se produzcan momentos puntuales de estridencia pero lo normal es que en las mentes de las personas crezca la sensación de que poco a poco llegará el momento de que esa reivindicación se resuelva. Si en Euskal Herria tenemos una reivindicación que, aparte de la nacional, se ha convertido en permanente, ésa es la de Trebiño.
Los alaveses, tanto los que administrativamente formamos parte de Territorio Histórico de Álava como aquellos que lo hacen de los ayuntamientos de Trebiño y La Puebla de Arganzón, llevamos sufriendo siglos de injusticias e incomodidades. Llevamos siglos reivindicando la incorporación de Trebiño al resto de Álava como reconocimiento de las exigencias de los ciudadanos de Trebiño. Permanentemente.
Permanentemente y con una sensación amarga. Porque aquí existen dos tipos de posiciones: los que piden y los que impiden. Los que piden respeto a las decisiones de los trebiñeses y los que las impiden. ¿He dicho dos posiciones? Error, hay tres posiciones. Los que pedimos, los que impiden y los que dicen una cosa u otra según convenga o según donde estemos.
Porque ¿cómo se entienden las posturas del Partido Popular, del PSOE o de IU? ¿Cómo es posible que en Euskadi sus posicionamientos sean favorables a la integración y al respeto a la decisión de los trebiñeses y hace menos de un mes, en el Congreso de los Diputados, votaran en contra de tomar en consideración la opinión de los trebiñeses en este conflicto? ¿Quién puede poner orden en las desavenencias entre las organizaciones vascas y castellano-leonesas de estos partidos? Ellos mismos, evidentemente. Pues ya están tardando.
Para EAJ-PNV la reivindicación trebiñesa es permanente. Forma parte de nuestro ADN político. Aparece en campaña y fuera de ella, en debates de política general y en la definición de las políticas de gobierno. Es como el sirimiri, poco a poco pero calando.
Seguro que hay quien prefiere la espectacularidad de la tormenta y a quien le parece que siempre llueve demasiado poco. Es posible, pero que nadie dude del trabajo que todos los días y en muchos ámbitos se realiza para lograr el respeto a la decisión de los trebiñeses.
En este contexto se enmarca, evidentemente, la ponencia sobre Trebiño del Parlamento vasco. Creemos que podemos ser (y además queremos serlo) un eslabón más en la resolución de un problema secular.
El Parlamento vasco puede y debe estudiar la situación del contencioso, las implicaciones que éste tiene en la vida de los ciudadanos, las políticas de gobierno que se siguen para intentar minimizarlas. Puede coadyuvar en las necesarias negociaciones entre instituciones para la resolución del conflicto.
En suma, puede ser una buena herramienta para que, definitivamente, entre todos podamos poner en marcha un proceso que logre lo que desde el titular de este artículo reivindicamos: Trebiñok erabaki dezala.
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