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Iritzia

2006/07/14


Aparca y compra

Durante años el modelo de movilidad que se planteó para el centro de Vitoria se basaba en el concepto “Aparca y anda”, es decir, dejar nuestro vehículo en la red de aparcamientos perimetrales que se pensaba construir y desplazarnos a pie por un centro de ciudad destinado a ser íntegramente peatonal. El PP se ha encargado de alterar radicalmente este concepto para llegar al “Aparca y compra”. Del coche a la tienda y de la tienda al coche. Es lo que sucedió con el Boulevard, es lo que se pretende al querer duplicar la capacidad del aparcamiento de la plaza de Abastos y, de no mediar un ataque de cordura, es lo que va a suceder en la plaza de la Estación. Los comerciantes de la zona centro ven en ese parking subterráneo la solución a todos sus problemas y el equipo de gobierno municipal, tan atento a sus solicitudes y tan contagiado de eso que se da en llamar “Datocentrismo”, quiere poner manos a la obra sin darle una mínima pensada. Para pensar, que no para bloquear, estamos “los de la oposición”.

El Correo


Pensemos, por ejemplo, en las ventajas del aparcamiento de la plaza de Renfe de cara a una mayor fluidez del tráfico. Si dos calles como Florida y Manuel Iradier vienen dando evidentes muestras de colapso, imaginemos lo que puede suponer un aparcamiento en esa zona. Esto va directamente ligado a los problemas ambientales derivados de una mayor concentración de vehículos a menor velocidad dadas las dificultades de acceso. Por el aumento de emisiones contaminantes que conlleva, por el consumo escasamente sostenible de suelo que acarrea y por ir contra todas las recomendaciones de potenciar modos de transporte no contaminantes, este parking es toda una bofetada a compromisos ambientales que históricamente ha asumido nuestro Ayuntamiento como la Agenda 21 o la carta de Aalborg.

Pensemos también en el carácter “estratégico” de la ubicación. El área de influencia de este aparcamiento se ha establecido (mejor diríamos que se ha forzado) de una forma muy curiosa. Por el norte llegaría hasta Mateo de Moraza y la Virgen Blanca, es decir, justo al lado de otro aparcamiento, el previsto en el Campillo. Por el este, el parking daría servicio hasta la calles La Paz y Rioja, con lo que se ignora la existencia en esta zona del aparcamiento de la plaza de Abastos, la cercanía del Artium y las 800 plazas previstas en la manzana de la plaza de toros. Por el oeste se considera que la influencia del aparcamiento de Renfe llegaría hasta la calle Ramón y Cajal, justo donde permanece semivacío el parking de la catedral. Por el sur nos quedan las vías del tren.

Curioso detalle el de construir un aparcamiento justo al lado de un corredor, el del ferrocarril, que quedará liberado con el soterramiento, sin ningún tipo de visión estratégica y comprometiendo la operación de rediseño urbano que se pretende llevar a cabo en la zona.

Y ya no se limita a transmitir un ilusorio valor estratégico de este proyecto. Es que el PP afirma descaradamente que es uno de los pilares de su programa de dotación de aparcamientos subterráneos para Vitoria-Gasteiz. Eso no puede ser cierto porque nunca llegó a plantearse semejante cuestión en los eternos debates de la infructuosa Mesa de Aparcamientos y porque estos ojos nunca han visto nada que se parezca a un programa de aparcamientos en manos de un concejal del equipo de gobierno. Entretanto, proyectos que llevan años dibujados sobre papel como los de Zaramaga, Aranbizkarra, Sansomendi, Lakua o Santa Lucía permanecen en el cajón. Existe una innegable demanda de aparcamientos en los barrios, pero lamentablemente existe también una incapacidad absoluta del PP para conciliar los intereses de vecindario y constructoras.

Ahora bien, si necesitábamos un argumento de más peso, bien podríamos encontrarlo en los datos de utilización del aparcamiento de Santa Bárbara que el PP ha esgrimido recientemente para justificar el rechazo a su ampliación. Resulta que ese parking no supera una media de ocupación diaria del 40% así que el equipo de gobierno no sólo no ve razones para construir allí dos niveles más, sino que plantea sacar a venta la cuarta parte de las 660 plazas existentes. Si esto sucede en un aparcamiento céntrico donde, disponiendo de una tarjeta de compra, la primera hora nos sale gratis, ¿quién nos garantiza que un parking en la plaza de la Estación va a ser un éxito? Si la Caja Vital ya ha sondeado la posibilidad de eliminar la rotación y vender todas las plazas del parking de Arca, ¿cómo se nos asegura que no acabaría pasando lo mismo con el cercano proyecto de la plaza de Renfe? Hay dudas más que razonables.

Construir un aparcamiento es algo más que cavar un agujero y llenarlo de coches. Construirlo al final de la calle Dato es algo más que facilitar el concepto de “Aparca y compra”. El PP tiene la extraña virtud de plantear soluciones que esconden auténticos problemas, sólo podemos esperar que en este caso prime la sensatez.

EGILEA


Unai Grajales

Gure Egileak