Dentro del objetivo de convertir a Vitoria-Gasteiz en una ciudad neutra en emisiones y referente para todas las demás por el aprovechamiento de los recursos, la candidata de EAJ-PNV al Ayuntamiento, Beatriz Artolazabal, ha propuesto desarrollar en el área de Júndiz un polígono de la economía circular que incorporaría todas las infraestructuras necesarias en el territorio para la valorización y posterior incorporación en el mercado de productos y energía. Este nuevo polígono, contaría con la actual planta de Tratamiento Mecánico Biológico (TMB), una nueva planta para el tratamiento de sobrantes de la TMB que permitirá crear combustible sólido; una nueva planta para el tratamiento de la materia orgánica procedente de la recogida selectiva, una planta para el tratamiento y gestión de voluminosos y la planta de valorización energética para la producción de Hidrógeno Verde, además de todas las instalaciones necesarias para la gestión y servicios de este nuevo polígono. “Si avanzamos hacia una economía circular, avanzamos hacia el autoabastecimiento energético, el cuidado del medio ambiente, la competitividad y la generación de riqueza y empleo”, ha defendido Artolazabal.

La planta que se quiere levantar aprovecharía los residuos urbanos para generar energía renovable y reducir así el almacenamiento en los vertederos y la contaminación. Para la candidata jeltzale, es “urgente” implantar un sistema más sostenible, que transforme los recursos y dé una nueva vida a todos aquellos residuos que generamos. “La economía circular, que ya supera el 7,5% de nuestro PIB, representa la apuesta por un entorno limpio basado en la reducción del consumo, la reutilización de los productos y el reciclaje. Pero sobre todo, supone una oportunidad económica para la ciudad. Reutilización y generación de energía son claves para avanzar en este campo. Tenemos que alejarnos del sistema de usar y tirar”.

Artolazabal ha recordado que la planta de TMB, que comenzó a funcionar en 2006, recibe las fracciones de resto y de orgánico de Vitoria y de las cuadrillas. Con una parte de lo orgánico se hace biogás y sólo un 2% de toda la basura acaba convertida en compost. “Si como prevemos la recogida de la basura orgánica aumenta, la actual planta se quedará pequeña y necesitaremos ampliar. Mi proyecto pasa no sólo por ampliar sino por instalar en este espacio nuevas infraestructuras para el tratamiento de los voluminosos, la producción de hidrógeno verde   o combustible sólido recuperado”. Un Ecoparke, ha manifestado, que reuniría en un único lugar todos los equipamientos necesarios en el territorio para la valorización energética de los residuos urbanos producidos. Artolazabal ha puesto como ejemplo las plantas de generación de energía a través de los residuos de Viena, Copenhague, Tokio o Rotterdam, que suponen un importante aporte al consumo energético de la ciudad y a su economía.

En Vitoria, tras la introducción de la recogida selectiva de orgánico en los contenedores marrones, estamos reciclando un 35% de los residuos urbanos, cinco puntos más que la media del Estado. Europa marca como objetivo para 2025 reciclar el 55% y un 60% en 2030. “Metas alcanzables si la ciudadanía es consciente de la importancia que tiene el reciclaje y si desde las instituciones contribuimos a dotar a la ciudad de las plantas de tratamiento específico”, ha finalizado.